¿Tu hijo odia leer? Descarta estos problemas de visión antes de pensar en dislexia

¿Tu hijo odia leer? Descarta estos problemas de visión antes de pensar en dislexia

«No quiero leer». «Me aburro». «Las letras se mueven». Si estas frases te suenan, es probable que la hora de la lectura en casa se haya convertido en un campo de batalla. Tu cabeza se llena de preocupaciones y una palabra resuena con fuerza: dislexia.

Calma. Respira hondo. Es normal preocuparse cuando vemos que nuestro hijo tiene dificultades con algo tan fundamental como la lectura. Pero antes de etiquetar el problema, debemos ser detectives y descartar al sospechoso más común y, a menudo, más fácil de solucionar: un problema de visión.

Muchos padres se sorprenden al descubrir que la aversión de su hijo a los libros no tiene nada que ver con una dificultad de aprendizaje neurológica, sino con que, sencillamente, no ve bien.

El gran temor: ¿Se trata de dislexia en niños?

La dislexia en niños es una dificultad específica del aprendizaje de origen neurobiológico. Afecta a la capacidad de leer con precisión y fluidez y a la decodificación de las palabras. Es un diagnóstico real que requiere apoyo y estrategias específicas.

Sin embargo, muchos de sus «síntomas» visibles —saltarse líneas, confundir letras, leer muy despacio, quejarse de dolores de cabeza— se solapan con los de problemas visuales no corregidos. Por eso, antes de iniciar un largo proceso de evaluación psicopedagógica para la dislexia en niños, el primer paso lógico y esencial es asegurarse de que los ojos de tu hijo funcionan correctamente.

Antes de nada, mira con otros ojos: Problemas de visión comunes

Imagina intentar leer un libro a través de un cristal empañado o con las páginas moviéndose solas. Frustrante, ¿verdad? Pues esa puede ser la experiencia diaria de un niño con un problema visual sin diagnosticar.

Miopía: Cuando las letras se vuelven borrosas

La miopía en niños es uno de los problemas refractivos más comunes. Significa que ven bien de cerca, pero los objetos lejanos (como la pizarra en clase) se ven borrosos. Aunque pueda parecer que no afecta a la lectura de un libro que tienen en las manos, el esfuerzo constante por enfocar y la fatiga visual asociada pueden hacer que leer sea una tarea agotadora. Si tu hijo se acerca mucho al papel o se queja de que no ve bien la tele, la miopía en niños podría ser la culpable de su desinterés por la lectura.

Hipermetropía: El esfuerzo invisible

Al contrario que la miopía, un niño hipermétrope ve mejor de lejos que de cerca. Para poder enfocar las letras de un libro, su ojo tiene que hacer un sobreesfuerzo constante. Este esfuerzo es «invisible» para ti, pero para él es agotador. El resultado es fatiga ocular, dolores de cabeza y, por supuesto, un rechazo total a cualquier actividad que requiera fijar la vista de cerca durante un rato.

Astigmatismo: Letras que bailan o se deforman

El astigmatismo provoca una visión distorsionada o borrosa a cualquier distancia. Para un niño que intenta leer, las letras pueden parecer dobles, deformadas o «bailar» en la página. Es muy fácil confundir esta descripción con los síntomas clásicos atribuidos a la dislexia en niños. Sin embargo, la solución puede ser tan sencilla como unas gafas para niños bien graduadas.

Problemas de coordinación y enfoque

A veces el problema no es de refracción, sino de cómo trabajan los ojos en equipo. La insuficiencia de convergencia (dificultad para que los ojos apunten al mismo punto de cerca) o problemas de ambliopía (ojo vago) pueden convertir la lectura en una misión imposible.

Señales de alerta: ¿Qué debo observar en mi hijo?

Además del rechazo a la lectura, presta atención a estas pistas:

  • Se frota los ojos con frecuencia.
  • Parpadea mucho o entrecierra los ojos para enfocar.
  • Se queja de dolores de cabeza o de ojos cansados, sobre todo después de hacer los deberes.
  • Inclina la cabeza hacia un lado para leer.
  • Se salta palabras o líneas enteras al leer.
  • Utiliza el dedo para no perderse en el texto.
  • Se acerca o se aleja mucho del libro o la pantalla.
  • Tiene los ojos llorosos o enrojecidos.

El siguiente paso: Una revisión visual completa

Si has marcado varias casillas de la lista anterior, no lo dudes. El siguiente paso es pedir cita con un oftalmólogo pediatra o un óptico-optometrista. Son los profesionales cualificados para realizar un examen visual completo y descartar o confirmar cualquier problema.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), las revisiones visuales periódicas son cruciales para detectar a tiempo cualquier anomalía.

La buena noticia es que la mayoría de estos problemas tienen una solución muy eficaz: las gafas para niños. Hoy en día, hay monturas de todo tipo, resistentes, flexibles y divertidas. Unas gafas para niños adecuadas pueden transformar por completo la relación de tu hijo con la lectura. De repente, las letras son nítidas, el esfuerzo desaparece y leer deja de ser una tortura para convertirse en una aventura.

Así que, antes de que el fantasma de la dislexia en niños te quite el sueño, asegúrate de que tu pequeño aventurero tiene las herramientas adecuadas para ver el mundo de las letras con total claridad. Podrías llevarte una grata sorpresa y descubrir que el pequeño lector que lleva dentro solo necesitaba un pequeño empujón… y quizás, unas gafas para niños muy chulas.

Preguntas Frecuentes

Q: Mi hijo muestra muchas señales como saltarse palabras y quejarse de dolor de cabeza. ¿Es dislexia o un problema de visión?

A: Es imposible saberlo sin una evaluación profesional. Los síntomas visibles de un problema de visión (como la hipermetropía o el astigmatismo) y los de la dislexia son muy parecidos. Por eso, el primer paso lógico y esencial es siempre realizar un examen visual completo con un oftalmólogo u óptico-optometrista para descartar o corregir cualquier problema en los ojos.

Q: Si mi hijo ya usa gafas, ¿puedo descartar que sus dificultades de lectura se deban a la vista?

A: No necesariamente. Es fundamental asegurarse de que la graduación de sus gafas esté actualizada. Además, existen problemas de coordinación visual, como la insuficiencia de convergencia, que no se solucionan solo con gafas y pueden interferir en la lectura. Una revisión completa puede valorar todos estos aspectos funcionales de la visión.

Q: ¿Qué debo hacer si la revisión confirma que su vista es perfecta pero sigue teniendo problemas para leer?

A: Si has descartado por completo un problema visual con un especialista y las dificultades persisten, ese es el momento adecuado para consultar con el pediatra y el centro escolar. Ellos podrán orientarte para iniciar una evaluación psicopedagógica y determinar si se trata de una dificultad específica del aprendizaje como la dislexia.

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