«¡Es mío!», «¡No quiero!», «¡Tú no mandas!». Si estas frases te suenan, no estás solo. La convivencia familiar a veces parece un campo de batalla. Pero, ¿y si te dijera que la solución para fomentar la armonía puede ser tan simple como… jugar?
«¡Es mío!», «¡No quiero!», «¡Tú no mandas!». Si estas frases te suenan, no estás solo. La convivencia familiar a veces parece un campo de batalla. Pero, ¿y si te dijera que la solución para fomentar la armonía puede ser tan simple como… jugar?