Qué es la Violencia Obstétrica: Reconócela y Exige un Parto Respetado

Qué es la Violencia Obstétrica: Reconócela y Exige un Parto Respetado

Hablar del parto suele evocar imágenes de alegría, emoción y el inicio de una nueva vida. Y, por supuesto, lo es. Pero para muchas mujeres, esta experiencia se ve empañada por una sombra de la que se habla poco: la violencia obstétrica.

Puede que el término te suene fuerte, incluso exagerado. «¿Violencia en un paritorio? ¡Pero si los médicos están para ayudar!». Y sí, la inmensa mayoría de los profesionales sanitarios son excelentes y buscan lo mejor para la madre y el bebé. Sin embargo, la violencia obstétrica existe, es real y sus secuelas pueden durar toda la vida.

No es un invento ni una queja de «madres sensibles». Es un problema reconocido por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aboga por un trato respetuoso y digno durante el parto para todas las mujeres. Pero para poder combatirla, primero hay que entenderla.

¿Pero qué es exactamente la violencia obstétrica?

Cuando hablamos de violencia obstétrica, no nos referimos únicamente a una agresión física evidente. Es mucho más sutil y, por eso mismo, más difícil de identificar.

Se define como cualquier acción, omisión o trato irrespetuoso que reciba una mujer durante el embarazo, el parto y el posparto, que le cause un daño físico o psicológico y que suponga una violación de sus derechos. En resumen: es cuando se te trata como a un objeto, un recipiente, y no como a la protagonista de tu propio parto. Es cuando se anula tu capacidad de decidir sobre tu cuerpo y tu bebé.

Esta violencia puede manifestarse de muchas formas, desde comentarios inapropiados hasta la realización de procedimientos médicos innecesarios o sin un consentimiento informado real.

Formas de violencia obstétrica que quizás no conocías

Para ponerle cara a este problema, vamos a ver algunos ejemplos concretos. Es posible que te sientas identificada con alguna de estas situaciones o que las hayas oído de alguna amiga o familiar.

Trato deshumanizado e infantilización

¿Te suena? Frases como «venga, mamita, un empujoncito más que tú puedes», «no grites que asustas al resto» o hablar de ti en tercera persona estando tú presente («vamos a ponerle la epidural») son formas de infantilizar y anular a la mujer. No eres una «mamita», eres una persona adulta tomando una de las decisiones más importantes de su vida. Tienen la obligación de dirigirse a ti con respeto, explicarte las cosas y escucharte.

Procedimientos médicos sin consentimiento informado

Este es uno de los pilares de la violencia obstétrica. Realizar una episiotomía «por si acaso», romper la bolsa artificialmente sin preguntar o administrar oxitocina sintética para acelerar el parto sin una razón médica clara y sin tu permiso explícito, son prácticas que vulneran tus derechos.

El consentimiento informado no es un simple «fírmame aquí». Implica que el profesional te explique con claridad:
* Qué procedimiento te va a realizar.
* Por qué es necesario en tu caso concreto.
* Qué riesgos implica.
* Qué alternativas existen.

Solo con toda esa información puedes tomar una decisión libre y consciente. La frase «es por tu bien» no es suficiente.

La peligrosa y desaconsejada maniobra de Kristeller

Hablemos de una de las prácticas más controvertidas y un claro ejemplo de violencia obstétrica: la maniobra de Kristeller. Consiste en que un profesional (médico, matrona…) presione con fuerza con sus manos o su antebrazo sobre la parte alta de tu útero (el fondo uterino) para «ayudar» a que el bebé salga durante el expulsivo.

Suena violento, ¿verdad? Lo es. La maniobra de Kristeller está expresamente desaconsejada por la OMS y por guías de práctica clínica como la del Ministerio de Sanidad de España por los graves riesgos que conlleva tanto para la madre como para el bebé:

  • Para la madre: desgarros perineales severos, fractura de costillas, rotura uterina o desprendimiento de placenta.
  • Para el bebé: sufrimiento fetal, fractura de clavícula o húmero y lesiones neurológicas.

A pesar de su prohibición teórica, se sigue realizando en muchos hospitales de forma encubierta. Si durante tu parto sientes una presión externa y dolorosa en la barriga, es muy probable que te estén practicando la maniobra de Kristeller. Tienes todo el derecho a negarte.

Hacia un parto respetado: la alternativa posible

Frente a la violencia obstétrica, la respuesta es el parto respetado. No es una moda ni un capricho. Un parto respetado es, simplemente, un parto en el que se respetan los derechos, los deseos, los tiempos y la fisiología de la mujer y su bebé.

Un parto respetado implica:
* Información clara y continua: que entiendas todo lo que está pasando.
* Autonomía para decidir: poder elegir tu postura, si quieres o no epidural, quién te acompaña…
* Un ambiente íntimo y seguro: donde te sientas cómoda y no juzgada.
* Confianza en tu cuerpo: que el equipo médico confíe en tu capacidad para parir y solo intervenga cuando sea estrictamente necesario.

Exigir un parto respetado no es ir en contra de los médicos, sino colaborar con ellos para que la experiencia sea segura y, a la vez, positiva y empoderadora. Un buen plan de parto es una herramienta fantástica para comunicar tus deseos al equipo que te atenderá.

¿Qué puedo hacer si creo que he sufrido violencia obstétrica?

Si estás leyendo esto y sientes que tu experiencia encaja en esta descripción, lo primero es que sepas que no estás sola y que lo que sientes es válido. El trauma postparto por una mala experiencia es real y necesita ser atendido.

  1. Habla de ello: cuéntaselo a tu pareja, a tus amigas, a un grupo de apoyo. Ponerle palabras es el primer paso para sanar.
  2. Busca ayuda profesional: un psicólogo perinatal puede ayudarte a procesar el trauma.
  3. Conoce tus derechos: Infórmate. Asociaciones como El Parto es Nuestro ofrecen apoyo, información y asesoramiento legal.
  4. Solicita tu historial clínico: es tu derecho y te ayudará a entender qué procedimientos se te realizaron.

La violencia obstétrica es una realidad incómoda, pero visibilizarla es el único camino para erradicarla. Todas las mujeres merecen vivir su parto como una experiencia poderosa y positiva, no como un trauma. Informarse, exigir y conocer nuestros derechos es fundamental para que el parto respetado deje de ser una opción y se convierta en la norma.

Preguntas Frecuentes

Q: Si me hicieron un procedimiento que yo no quería, pero al final mi bebé y yo estamos bien, ¿sigue siendo violencia obstétrica?

A: Sí. La violencia obstétrica no se define únicamente por el resultado físico, sino por la vulneración de tus derechos. Realizar un procedimiento sin tu consentimiento informado, ignorando tu voluntad, es una forma de violencia porque anula tu autonomía sobre tu propio cuerpo. El daño psicológico derivado de no ser respetada o escuchada es una consecuencia real y significativa.

Q: ¿Qué debo hacer si durante el parto siento que me están realizando la maniobra de Kristeller?

A: Tienes todo el derecho a negarte de forma inmediata y rotunda. Si sientes una presión externa, fuerte y dolorosa en la parte alta del abdomen para 'ayudar' a empujar, di en voz alta y clara 'NO', 'PAREN' o 'NO QUIERO QUE ME EMPUJEN LA TRIPA'. Esta maniobra está desaconsejada por sus graves riesgos y realizarla en contra de tu voluntad es una vulneración de tu integridad física.

Q: ¿Qué es un 'plan de parto' y están los hospitales obligados a cumplirlo?

A: Un plan de parto es un documento donde dejas por escrito tus preferencias y deseos para el momento del parto y el posparto. Aunque no es un contrato con validez legal absoluta, es una herramienta de comunicación esencial y la expresión de tu consentimiento informado. El equipo médico tiene el deber ético y profesional de respetarlo siempre que sea posible y de informarte y pedir tu permiso si consideran necesario desviarse de él por una razón médica justificada.

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