¡Felicidades! Después de la emoción del hospital, por fin habéis llegado a casa con vuestro bebé. La puerta se cierra y, de repente, un silencio abrumador (o no tan silencioso) lo llena todo. Estáis vosotros dos (o uno) y esa personita diminuta que ahora depende completamente de vosotros. Es una mezcla de alegría inmensa y un vértigo que te encoge el estómago. Tranquilos, es normal.
Estos primeros días son un auténtico aterrizaje en un planeta nuevo. Olvídate de las casas de revista y las fotos idílicas de Instagram. La realidad es más bien un torbellino de pañales, tomas nocturnas y dudas, muchas dudas. Pero también es un momento mágico e irrepetible.
Esta guía está pensada para acompañaros en esa primera etapa, sin tecnicismos ni juicios. Solo consejos prácticos y cercanos para que podáis disfrutar (y sobrevivir) a la aventura.
Las primeras 48 horas: Manual de supervivencia
Lo primero es lo primero: respirad hondo. Nadie nace con un manual de instrucciones bajo el brazo. Vuestro principal objetivo ahora mismo es conoceros, adaptaros y cuidaros.
- El mundo se para: Vuestra única prioridad es el bebé y la recuperación de la madre. El resto puede esperar. Las visitas, las llamadas, la colada… que esperen.
- Pide y acepta ayuda: Si alguien se ofrece a traerte un tupper, a poner una lavadora o a vigilar al bebé mientras te duchas, di SÍ. Delegar no es un signo de debilidad, es de inteligencia.
- La montaña rusa emocional: Pasarás de la euforia al llanto en segundos. Las hormonas del postparto son potentes y el cansancio no ayuda. Es normal sentirse abrumado. Habla de ello con tu pareja, con amigos o con tu matrona. No estás sola en esto.
Alimentación del bebé: A demanda es la nueva norma
Ya sea lactancia materna o de fórmula, la clave es la alimentación a demanda. Olvídate de los horarios rígidos. Tu bebé comerá cuando tenga hambre, que al principio será muy a menudo (¡cada 2-3 horas o incluso más!).
Las señales de hambre son sutiles al principio:
– Se lleva las manitas a la boca.
– Gira la cabeza buscando el pecho o el biberón (reflejo de búsqueda).
– Hace ruiditos o chasquidos con la boca.
El llanto es una señal tardía de hambre. Intentar anticiparse os ahorrará estrés a todos. La paciencia es tu mejor aliada, sobre todo si estás con la lactancia materna. El agarre, la subida de la leche… todo lleva su tiempo.
El sueño del bebé (y por qué el vuestro importa más que nunca)
El cliché «duerme cuando el bebé duerma» es más fácil de decir que de hacer, pero tiene su lógica. Los recién nacidos duermen mucho (entre 16 y 18 horas al día), pero en tramos muy cortos. Aprovechar esas siestas para descansar es fundamental.
Para su seguridad, es crucial crear un entorno de sueño seguro y reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). La Asociación Española de Pediatría recomienda unas pautas muy claras:
- Boca arriba para dormir: Siempre, tanto en siestas como por la noche.
- Superficie firme y despejada: El colchón de la cuna debe ser firme y no debe haber peluches, cojines, chichoneras ni mantas sueltas.
- En la misma habitación: Se recomienda que el bebé duerma en su propia cuna o moisés en la habitación de los padres al menos durante los primeros 6 meses.
Para más información detallada, puedes consultar las recomendaciones sobre el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante en la web de Enfamilia de la AEPED.
Pequeñas grandes dudas que nos quitan el sueño
Los recién nacidos hacen cosas raras. Estornudan mucho, tienen espasmos mientras duermen y hacen ruidos que parecen de otro mundo. La mayoría son completamente normales. Aquí resolvemos algunas de las dudas más comunes.
¿Qué pasa con el hipo en recién nacidos?
De repente, tu bebé empieza con un «¡hip!, ¡hip!, ¡hip!» que no para. El hipo en recién nacidos es una de las mayores preocupaciones de los padres primerizos, pero la realidad es que a ellos no les molesta como a nosotros. Se debe a la inmadurez de su diafragma y de su sistema digestivo.
Suele aparecer después de las tomas, sobre todo si han comido muy rápido o han tragado aire. ¿Qué hacer?
– Mantén la calma: Lo primero es recordar que el hipo en recién nacidos no es doloroso ni peligroso.
– Intenta ponerle en posición vertical: Ayudará a que expulse el aire. Unas palmaditas suaves en la espalda pueden funcionar.
– Ofrécele el pecho o un poco de agua (si tiene más de 6 meses): La succión puede ayudar a relajar el diafragma.
– No uses remedios caseros: Olvídate de los sustos, el limón o taparle la nariz.
Lo normal es que el hipo desaparezca solo en unos minutos. Es una fase más que pasará a medida que su sistema madure.
La fontanela del bebé: esa zona blandita
Ese punto blando en la parte superior de la cabeza del bebé, conocido como la fontanela del bebé, impone mucho respeto. Las fontanelas son espacios membranosos entre los huesos del cráneo que aún no se han soldado. Son fundamentales para permitir el rápido crecimiento del cerebro durante el primer año de vida.
Puedes tocarla, lavarle el pelo y acariciarle sin miedo. La fontanela del bebé está protegida por una membrana muy resistente. No es tan frágil como parece, aunque siempre hay que tratar la cabeza del bebé con suavidad. Notarás que a veces late al ritmo de su corazón o se abulta un poco cuando llora. Es normal. La fontanela del bebé se irá cerrando poco a poco, generalmente entre los 12 y los 18 meses.
El cordón umbilical y los cambios de pañal
El cuidado del muñón umbilical es sencillo: mantenlo limpio y seco hasta que se caiga solo (suele tardar entre 5 y 15 días). Límpialo con una gasa y un poco de alcohol de 70º o clorhexidina en cada cambio de pañal, y dobla el borde del pañal hacia abajo para que no lo roce.
Y hablando de pañales… ¡prepárate para cambiar unos 8-10 al día! Las primeras heces (meconio) son negras y pegajosas. Poco a poco irán cambiando a un color mostaza si toma pecho o más marrones si toma fórmula.
Cuídate para poder cuidar: el postparto es real
Todo el mundo se centra en el bebé, pero ¿quién cuida de la madre? El postparto es una etapa física y emocionalmente exigente. Tu cuerpo se está recuperando de una maratón, tus hormonas están revolucionadas y el sueño brilla por su ausencia.
Es vital que te cuides. Come bien, hidrátate mucho (sobre todo si das el pecho) y descansa todo lo que puedas. Habla de cómo te sientes. Llora si lo necesitas. Y, sobre todo, recuerda que eres la mejor madre para tu bebé, incluso en los días en que sientas que no llegas a todo.
Los primeros días son un caos precioso. Permitíos ir a vuestro ritmo, confiad en vuestro instinto y no dudéis en pedir ayuda profesional si algo os preocupa. Estáis iniciando el viaje más increíble de vuestras vidas. ¡Disfrutadlo
Preguntas Frecuentes
Q: Mi recién nacido tiene hipo constantemente, ¿es peligroso y cómo puedo quitárselo?
A: No, el hipo no es peligroso para tu bebé. Se debe a la inmadurez de su diafragma. Para ayudarle, prueba a ponerlo en posición vertical y darle unas suaves palmaditas en la espalda. Ofrecerle el pecho o el biberón también puede ayudar, ya que la succión relaja el diafragma. Generalmente, desaparecerá por sí solo en unos minutos.
Q: ¿Cuáles son las reglas de oro para que mi bebé duerma seguro y reducir el riesgo de muerte súbita?
A: Las tres pautas fundamentales para un sueño seguro son: 1) Acostar al bebé siempre boca arriba. 2) Utilizar una superficie firme y despejada, sin almohadas, peluches ni mantas sueltas en la cuna. 3) Que duerma en su propia cuna o moisés, pero en vuestra misma habitación durante al menos los primeros seis meses.
Q: Me siento abrumada, triste y con ganas de llorar constantemente desde que llegué a casa con el bebé. ¿Es normal?
A: Sí, es absolutamente normal. La mezcla de la revolución hormonal del postparto, el agotamiento extremo y la nueva responsabilidad es muy intensa. Sentirse abrumada, pasar de la euforia al llanto o tener ansiedad es una experiencia común. Es fundamental que hables sobre cómo te sientes y pidas apoyo.