El corazón se te encoge, la frente de tu bebé arde y el mundo parece detenerse por un instante. Si eres padre o madre, sabes perfectamente de qué hablo. La fiebre en bebés es, sin duda, uno de los episodios que más angustia nos genera, especialmente las primeras veces. De repente, te asaltan mil preguntas, los consejos contradictorios de la familia y las búsquedas frenéticas en el móvil a las tres de la mañana.
En pleno 2025, con tanta información a nuestro alcance, es increíble cómo persisten ciertos mitos que, lejos de ayudar, pueden incluso empeorar la situación. Por eso, vamos a poner un poco de orden y calma en este caos. ¿Hay que abrigar a un bebé con fiebre? ¿Cuándo es realmente necesario dar Dalsy o Apiretal? Coge aire, que vamos a resolverlo todo.
¿Qué es realmente la fiebre en bebés y por qué aparece?
Lo primero y más importante que debes grabar a fuego en tu mente es esto: la fiebre no es una enfermedad, es un síntoma. Es más, es una señal de que el sistema inmunitario de tu pequeño está trabajando a toda máquina para defenderse de una infección, que suele ser la causa más común.
Cuando un virus o una bacteria entra en el cuerpo, el sistema de defensa se activa y eleva la temperatura corporal para crear un ambiente hostil en el que a los «bichitos» les cuesta más sobrevivir y reproducirse. ¡Así que la fiebre, en principio, es nuestra aliada!
Consideramos que un bebé tiene fiebre cuando su temperatura rectal (la más fiable en los más pequeños) es superior a 38 °C. Entre 37,5 °C y 38 °C hablamos de febrícula.
Las causas más habituales de la fiebre en bebés son:
* Infecciones víricas (resfriados, gripe, virus de manos-pies-boca…).
* Infecciones bacterianas (como la otitis en bebés o infecciones de orina).
* Reacciones a las vacunas.
* En menor medida, la salida de los dientes (que suele provocar febrícula, no fiebre alta).
Desmontando mitos: El gran debate sobre abrigar al bebé con fiebre
Aquí entramos en territorio pantanoso, donde las creencias populares chocan de frente con la evidencia científica. Vamos a aclarar los dos mitos más extendidos.
Mito 1: Hay que abrigarlos mucho para que «sudan la fiebre»
FALSO. Este es, probablemente, el error más común y peligroso. El cuerpo, al tener fiebre, ya está luchando por regular su temperatura. Si lo abrigamos en exceso con mantas, pijamas gordos y calefacción a tope, lo único que conseguiremos es impedir que el calor se disipe.
¿El resultado? El bebé no solo estará increíblemente incómodo, sino que corremos el riesgo de provocar un sobrecalentamiento, haciendo que la temperatura suba todavía más.
La verdad: Ante la fiebre en bebés, lo correcto es hacer justo lo contrario. Debes ayudar a tu hijo a perder calor.
* Vístelo con ropa ligera de algodón, una sola capa es suficiente.
* Tápalo con una sábana fina si tiene escalofríos, pero retírala en cuanto se le pasen.
* Mantén la habitación a una temperatura agradable y constante, en torno a los 20-22 °C.
Mito 2: La fiebre aparece por «coger frío»
FALSO. ¿Cuántas veces has oído «no lo saques a la calle, que va a coger frío y le dará fiebre»? Las fiebres no las causa el frío, ni las corrientes de aire, ni andar descalzo por casa. Las fiebres, como ya hemos dicho, las causan los gérmenes.
Lo que sí es cierto es que el frío extremo puede debilitar temporalmente las defensas de las mucosas de la nariz y la garganta, haciendo que sea un poco más fácil que un virus que ya estaba por ahí se haga fuerte. Pero el frío por sí solo no provoca fiebre.
El termómetro: Tu mejor aliado para medir la fiebre en bebés
Para saber si hay fiebre en bebés, necesitas una herramienta fiable. Olvídate de poner la mano en la frente, que es un método muy poco preciso.
Hoy en día, el termómetro sin contacto por infrarrojos se ha vuelto muy popular. Es rápido, cómodo y no molesta al bebé, sobre todo si está durmiendo. Puedes apuntar a la frente o a la sien y en un segundo tienes la lectura. Sin embargo, ten en cuenta que su precisión puede verse afectada por el sudor o la temperatura ambiente. Es una buena herramienta para un primer chequeo rápido.
Para una medición más exacta, sobre todo en menores de un año, los pediatras siguen recomendando el termómetro digital rectal. Es el que ofrece la lectura de la temperatura central del cuerpo, la más fiable de todas.
¿Cuándo y cómo dar Dalsy o Apiretal? La gran pregunta
Llegamos al quid de la cuestión. El termómetro marca 38,8 °C y tu instinto te grita que le des un antitérmico ya. ¡Para! Respira hondo y observa a tu bebé.
La recomendación actual, y en la que insisten todos los pediatras, es: no trates el número del termómetro, trata el malestar del niño.
Esto significa que si tu bebé tiene 38,5 °C pero está relativamente contento, jugando y come bien, no es estrictamente necesario darle medicación. Recuerda que la fiebre está ayudando a su cuerpo.
¿Entonces, cuándo sí hay que medicar?
* Cuando la fiebre se acompaña de llanto, irritabilidad, dolor evidente o malestar general.
* Si el bebé está muy decaído, no quiere comer ni beber y se le ve apagado.
* Si el pediatra te lo ha indicado por alguna causa específica.
El objetivo del paracetamol (Apiretal) o el ibuprofeno (Dalsy) no es dejar al niño en 36,5 °C, sino aliviar su malestar para que pueda descansar, hidratarse y sentirse mejor mientras su cuerpo combate la infección.
Importante: La dosis siempre debe ser pautada por tu pediatra y se calcula en función del peso del bebé, no de su edad. Nunca mediques por tu cuenta a un menor de 3 meses.
Señales de alarma: ¿Cuándo hay que ir a urgencias por fiebre en bebés?
Aunque la mayoría de los episodios de fiebre en bebés son benignos y se resuelven en casa, es crucial saber identificar las señales que indican que algo no va bien y que es momento de buscar atención médica urgente.
Acude a urgencias sin dudarlo si tu bebé con fiebre presenta alguno de estos síntomas:
* Es menor de 3 meses y tiene 38 °C o más de temperatura rectal. En los recién nacidos, la fiebre siempre debe ser evaluada por un médico.
* Fiebre muy alta, por encima de 40 °C, que no baja con los antitérmicos.
* Dificultad para respirar (se le marcan las costillas, respira muy rápido, se le hunde el pecho).
* Somnolencia extrema o dificultad para despertarlo.
* Rechazo total y persistente del alimento y signos de deshidratación (boca seca, llora sin lágrimas, orina muy poco).
* Aparición de manchas en la piel de color rojo oscuro o morado que no desaparecen al presionar (petequias).
* Convulsiones febriles (aunque la mayoría son benignas, la primera vez siempre debe ser evaluada).
* Llanto inconsolable que no cede con nada.
Para profundizar en cómo y cuándo actuar, la Asociación Española de Pediatría (AEPED) ofrece una guía muy completa y fiable que puedes consultar en su web para padres, Enfamilia.
Fiebre y otras causas comunes: Dentición y Otitis
A veces, la fiebre viene acompañada de otras pistas que nos ayudan a entender qué pasa.
La temida otitis en bebés
Una de las causas bacterianas más frecuentes de fiebre en bebés es la otitis en bebés. Suele provocar fiebres altas, mucha irritabilidad (especialmente al tumbarlo), llanto repentino y a veces el bebé se toca o se tira de la oreja. Si sospechas que puede tener una infección de oído, es fundamental que lo vea su pediatra, ya que probablemente necesitará tratamiento con antibiótico. Un termómetro sin contacto puede ser útil para monitorizar la fiebre sin molestarle si está muy irritable por el dolor de oído.
La fiebre por la salida de los dientes
Es un clásico. A muchos bebés, la erupción dental les provoca malestar, babeo intenso y, en ocasiones, una febrícula (normalmente no supera los 38 °C). Si la fiebre es más alta o se acompaña de otros síntomas como diarrea o mocos, lo más probable es que la causa sea una infección viral que ha coincidido con la salida de los dientes, y no los dientes en sí mismos.
En resumen: Calma y sentido común ante la fiebre
La fiebre en bebés seguirá siendo un motivo de preocupación, es inevitable. Pero ahora tienes las herramientas para gestionarla con más calma y seguridad.
Recuerda los puntos clave:
1. La fiebre es una aliada, no una enemiga.
2. Nunca abrigues de más a un bebé con fiebre. Ropa ligera y ambiente fresco.
3. Trata el malestar, no el número del termómetro. Observa a tu hijo, es la mejor guía.
4. Conoce las señales de alarma y no dudes en consultar al pediatra o acudir a urgencias si es necesario.
Y sobre todo, confía en tu instinto. Nadie conoce a tu bebé mejor que tú. Con información de calidad y una buena dosis de sentido común, superaréis juntos cualquier episodio de fiebre. ¡Mucho ánimo
Este articulo puede contener enlaces de afiliación
Preguntas Frecuentes
Q: Mi bebé tiene más de 39°C de fiebre pero parece contento y juega. ¿Debo darle medicación igualmente?
A: No es estrictamente necesario. La prioridad es tratar el malestar del bebé, no un número específico en el termómetro. Si está activo, come y bebe bien, puedes dejar que su sistema inmunitario trabaje. Administra el antitérmico (paracetamol o ibuprofeno) solo cuando aparezca irritabilidad, dolor o un malestar evidente que le impida descansar.
Q: Entonces, si no debo abrigar a mi bebé para que 'sude la fiebre', ¿qué es lo correcto?
A: Lo correcto es ayudarle a liberar el exceso de calor. Vístelo con una sola capa de ropa ligera de algodón y mantén la habitación a una temperatura agradable, entre 20 y 22 °C. Si tiene escalofríos, puedes usar una sábana fina, pero retírala en cuanto se sienta más cómodo para evitar el sobrecalentamiento.
Q: ¿Cuándo debo preocuparme de verdad y llevar a mi bebé a urgencias por fiebre?
A: Debes acudir a urgencias sin dudar si tu bebé es menor de 3 meses y tiene 38°C o más, si la fiebre supera los 40°C, si presenta dificultad para respirar, somnolencia extrema, manchas moradas en la piel que no desaparecen, o rechaza totalmente el alimento y muestra signos de deshidratación.
