Convulsiones Febriles en Bebés: Guía para Padres | Qué Hacer
Ver a tu hijo, especialmente si es un bebé, sufrir una convulsión es una de las experiencias más aterradoras que un padre o una madre puede vivir. El cuerpo se tensa, la mente se bloquea y el pánico se apodera de la situación. Pero, aunque la escena sea alarmante, es fundamental saber que las convulsiones febriles son, en la gran mayoría de los casos, un evento benigno y sin secuelas.
Entender qué son, por qué ocurren y, sobre todo, cómo actuar, te dará la calma y la seguridad necesarias para manejar la situación de la mejor manera posible. Esta guía está pensada para ti, para resolver tus dudas y darte herramientas prácticas y claras.
¿Qué es exactamente una convulsión febril?
Empecemos por el principio. Una convulsión febril, también llamada crisis febril, es un episodio de movimientos involuntarios (convulsiones) que ocurre en niños pequeños cuando tienen fiebre. La clave aquí está en la palabra «febril»: la causa directa es el aumento brusco de la temperatura corporal, no un problema neurológico subyacente.
Es crucial entender esto: una convulsión febril no es epilepsia.
Suelen ocurrir en niños sanos con un desarrollo normal, generalmente entre los 6 meses y los 5 años de edad. El cerebro de un niño pequeño todavía está madurando y su «termostato» interno es más sensible a los cambios rápidos de temperatura. La convulsión es, en esencia, una reacción desproporcionada del cerebro inmaduro a la fiebre.
Identificando los Síntomas: ¿Cómo es una crisis febril?
No todas las convulsiones febriles son iguales, pero la mayoría, conocidas como «simples», comparten un patrón reconocible:
- Pérdida de consciencia: El niño no responde a estímulos, parece ausente.
- Movimientos involuntarios: Todo el cuerpo puede ponerse rígido (fase tónica) y luego empezar a tener sacudidas rítmicas en brazos y piernas (fase clónica).
- Alteraciones visibles: Los ojos pueden quedarse en blanco o mirar fijamente hacia un lado.
- Cambios en la respiración: Puede ser irregular durante unos segundos. A veces, la piel adquiere un tono pálido o incluso azulado alrededor de la boca debido a la falta momentánea de una respiración eficaz.
- Duración: Lo más habitual es que dure menos de 2 o 3 minutos, aunque para los padres parezca una eternidad. Casi siempre terminan por sí solas en menos de 5 minutos.
El Momento Crítico: Qué Hacer (y qué NO hacer) Durante una Convulsión Febril
Aquí es donde tu actuación es clave. La prioridad no es bajar la fiebre en ese instante, sino garantizar la seguridad de tu hijo.
Pasos a seguir: Mantén la Calma y Actúa
- Mantén la calma (o al menos, inténtalo): Es lo más difícil y lo más importante. Tu hijo te necesita sereno. Respira hondo.
- Coloca al niño en un lugar seguro: Túmbalo en el suelo, sobre una alfombra o en la cama, lejos de objetos duros o puntiagudos con los que pueda golpearse.
- Ponlo de lado (posición lateral de seguridad): Esto es VITAL. Al colocarlo de costado, evitas que se atragante con su propia saliva o con un posible vómito. La lengua no se la puede tragar, es un mito, pero sí puede obstruir la vía aérea si está boca arriba.
- Afloja la ropa: Sobre todo alrededor del cuello y la cabeza para que pueda respirar mejor.
- Controla el tiempo: En cuanto empiece, mira el reloj. Saber la duración exacta de la crisis es una información muy valiosa para el médico. Usa el cronómetro de tu móvil.
- Observa: Fíjate en cómo son los movimientos, qué partes del cuerpo se mueven y cómo tiene los ojos. También son datos útiles para el pediatra.
Lo que NUNCA debes hacer
- NO metas nada en su boca: Ni tus dedos, ni un paño, ni ningún objeto. No se va a tragar la lengua, y meterle algo en la boca solo puede causarle lesiones en los dientes, las encías o incluso provocar una obstrucción.
- NO lo sujetes con fuerza: No intentes inmovilizarlo para detener las convulsiones. Los movimientos son involuntarios y cesarán por sí solos. Sujetarlo podría causarle alguna lesión.
- NO le des medicamentos ni líquidos: Durante la convulsión, el niño no puede tragar. Darle cualquier cosa por boca supone un riesgo altísimo de asfixia.
- NO lo metas en una bañera de agua fría: Los cambios bruscos de temperatura son contraproducentes y pueden provocar un shock.
Después de la Convulsión: ¿Y ahora qué?
Cuando la convulsión termina, empieza el llamado «periodo postictal». Es normal que el niño esté somnoliento, confundido, desorientado o muy irritable durante un tiempo, que puede ir de unos minutos a una hora. Es su cerebro «reiniciándose».
Dale mimos, háblale con suavidad y quédate a su lado. Una vez que esté completamente despierto y consciente, puedes intentar darle un antitérmico (paracetamol o ibuprofeno, según la pauta de su pediatra) para bajar la fiebre y mejorar su malestar.
¿Cuándo debo ir a urgencias?
La recomendación general, respaldada por guías como las de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), es clara. Debes buscar atención médica inmediata (llama al 112 o acude a urgencias) si:
- Es la primera vez que tu hijo tiene una convulsión febril.
- La convulsión dura más de 5 minutos.
- Las convulsiones se repiten en el mismo episodio febril.
- El niño tiene dificultad para respirar o su piel se mantiene azulada después de la crisis.
- Parece muy decaído, no se recupera bien o muestra signos de una enfermedad grave (rigidez de nuca, vómitos intensos, manchas en la piel).
Incluso si la convulsión ha sido corta y el niño se recupera bien, es importante que su pediatra lo valore en las horas siguientes para diagnosticar la causa de la fiebre (una otitis, una infección de garganta, etc.).
¿Son Peligrosas? Desmontando Mitos Comunes
El miedo principal de los padres es si este evento tan dramático dejará secuelas. La respuesta, para la inmensa mayoría, es un rotundo no.
- Mito 1: «Causan daño cerebral». Las convulsiones febriles simples no causan daño cerebral, no afectan a la inteligencia ni al desarrollo del niño.
- Mito 2: «Son el inicio de la epilepsia». La gran mayoría de los niños que tienen convulsiones febriles no desarrollan epilepsia. Si bien es cierto que el riesgo es ligeramente superior al de la población general, sigue siendo muy bajo.
- Mito 3: «Se pueden prevenir». Es muy difícil, por no decir imposible. A menudo, la convulsión es el primer signo de que el niño tiene fiebre. Aunque trates la fiebre de forma rigurosa, no hay garantía de que puedas evitar una convulsión, ya que esta responde más a la rapidez con la que sube la temperatura que al pico máximo que alcanza.
Un Mensaje Final para Ti
Sabemos que este es un tema que angustia. Pero ahora tienes la información y el poder para actuar con calma y eficacia. Las convulsiones febriles son un bache en el camino, un susto enorme, pero casi siempre un evento pasajero y sin consecuencias. Confía en tu instinto, sigue estos pasos y, ante la duda, busca siempre el consejo de un profesional sanitario.
Preguntas y Respuestas
Q: ¿Una convulsión febril es lo mismo que la epilepsia?
A: No. Una convulsión febril es una reacción del cerebro inmaduro de un niño a una fiebre alta y no implica un problema neurológico crónico. La epilepsia es una condición caracterizada por convulsiones recurrentes sin la presencia de fiebre. La gran mayoría de niños con convulsiones febriles no desarrollan epilepsia.
Q: ¿Qué hago si la convulsión de mi bebé dura más de 5 minutos?
A: Si una convulsión se prolonga más de 5 minutos, debes llamar inmediatamente a los servicios de emergencia (112 en España). Mientras esperas, mantén al niño de lado en un lugar seguro y no intentes meterle nada en la boca.
Q: ¿Las convulsiones febriles pueden dejar secuelas o daño cerebral?
A: No, las convulsiones febriles simples, que son las más comunes, no causan daño cerebral, no afectan a la inteligencia del niño ni dejan secuelas a largo plazo. Son eventos alarmantes pero benignos.
Q: ¿Mi hijo volverá a tener una convulsión febril si tiene fiebre otra vez?
A: Existe la posibilidad. Aproximadamente un tercio de los niños que han tenido una convulsión febril tendrán otra en un futuro episodio de fiebre. El riesgo es mayor si la primera ocurrió antes de los 15 meses o si hay antecedentes familiares.
Q: ¿Se pueden prevenir las convulsiones febriles con antitérmicos?
A: No hay evidencia científica sólida que demuestre que la administración de antitérmicos (paracetamol o ibuprofeno) al inicio de la fiebre pueda prevenir una convulsión febril. A menudo, la convulsión es el primer síntoma de la fiebre, ocurriendo antes de que los padres puedan actuar.
Q: ¿Qué información debo darle al médico después de la convulsión?
A: Es muy útil que anotes y le comuniques al médico la duración exacta de la convulsión, qué partes del cuerpo se movían, si el niño perdió la consciencia, cómo estaba antes del episodio y cómo se comportó inmediatamente después (somnoliento, irritable, etc.).