Si has llegado hasta aquí, es probable que tu dulce y adorable bebé se haya transformado, de la noche a la mañana, en un pequeño torbellino que grita «¡No!» a todo. Respira hondo. No estás solo y tu hijo no se ha vuelto un rebelde sin causa. Estás viviendo en primera persona la famosa crisis de los 2 años.
Lejos de ser algo negativo, esta etapa es una señal de que tu hijo está creciendo sano y desarrollando su propia identidad. Pero, seamos sinceros, puede ser agotadora. Aquí te dejamos una guía para entenderla y, sobre todo, para sobrevivirla con amor y paciencia.
¿Qué es exactamente la crisis de los 2 años?
También conocida como los «terribles dos», esta fase es un momento crucial en el desarrollo de tu hijo. Es, básicamente, un choque de trenes entre su enorme deseo de ser independiente y sus capacidades todavía muy limitadas para comunicarse y gestionar lo que siente.
Tu peque empieza a darse cuenta de que es una persona distinta a ti, con sus propios gustos y deseos. Quiere hacer las cosas «yo solito», pero su frustración se dispara cuando no consigue atarse los zapatos o montar el puzle que tanto le apetece. Como su lenguaje aún es precario, ¿cuál es su principal herramienta para expresar esa frustración? La rabieta.
Señales de que estáis en plena crisis
Aunque cada niño es un mundo, hay algunas señales bastante universales que te indicarán que habéis llegado a esta etapa:
- El «no» es su palabra favorita: Lo usa para todo, incluso para cosas que en realidad sí quiere. Es su forma de reafirmar su poder de decisión.
- Rabietas épicas: Pueden surgir en cualquier momento y lugar, a menudo por motivos que a nosotros nos parecen insignificantes.
- Cambios de humor constantes: Pasa de la risa al llanto en cuestión de segundos.
- Pone a prueba los límites: Constantemente quiere ver hasta dónde puede llegar. Es su manera de entender las normas del mundo que le rodea.
¿Por qué ocurre? Entendiendo su pequeño cerebro
La clave está en el desarrollo cerebral. A los dos años, su cerebro está en plena ebullición. La parte que controla los impulsos y las emociones (la corteza prefrontal) todavía está muy inmadura. Por eso, cuando siente una emoción fuerte como la ira o la frustración, simplemente le desborda.
No es que quiera manipularte o hacerte la vida imposible. Simplemente, no tiene las herramientas neurológicas para gestionar esos sentimientos. Como bien explican desde la Asociación Española de Pediatría en su portal para familias, las rabietas son una parte normal del desarrollo infantil y una forma de comunicación. Puedes leer más sobre ello en su artículo sobre las rabietas aquí.
Superando la crisis: guía práctica para padres
Saber por qué ocurre es el primer paso. Ahora, veamos qué podemos hacer en el día a día para gestionar mejor esta etapa.
Valida sus emociones, no el comportamiento
Lo más importante es que tu hijo se sienta comprendido. En lugar de decir «no llores por esa tontería», prueba con «entiendo que estés muy enfadado porque se ha roto la galleta».
Ponerle nombre a lo que siente le ayuda a entenderse. Después, puedes establecer el límite: «Entiendo que estés enfadado, pero no podemos tirar los juguetes».
Ofrece opciones limitadas
A los niños de esta edad les encanta sentir que tienen el control. En lugar de dar una orden directa, ofrécele dos opciones que para ti sean aceptables.
Por ejemplo, en lugar de «¡ponte los zapatos ya!», puedes preguntar: «¿Quieres ponerte las zapatillas rojas o las azules?«. Le das poder de elección y es mucho más probable que colabore.
La importancia de recordar la primera crisis lactante
Aunque ahora te parezca un mundo, no es la primera vez que te enfrentas a un reto en la crianza. ¿Recuerdas la crisis lactante de los primeros meses? Esa etapa en la que tu bebé demandaba pecho constantemente y parecía insaciable. Superaste la crisis 3 meses con paciencia y adaptándote a sus nuevas necesidades.
Esta crisis de los 2 años es simplemente otra fase de desarrollo, como lo fue aquella primera crisis lactante. Ya tienes experiencia en adaptarte y responder a las necesidades cambiantes de tu hijo. ¡Puedes con esto!
Mantén la calma (o al menos, inténtalo)
Sabemos que es lo más difícil, pero es fundamental. Si tú gritas, él gritará más fuerte. Los niños se contagian de nuestras emociones. Cuando sientas que vas a estallar, respira hondo, cuenta hasta diez o, si es posible, sal de la habitación un momento. Ser su ancla de calma es el mejor regalo que puedes hacerle.
Una luz al final del túnel
La buena noticia es que, como todas las fases, esta también pasará. A medida que su lenguaje mejore y su cerebro madure, aprenderá a expresar sus necesidades y a gestionar su frustración de formas más adecuadas.
Mientras tanto, ármate de paciencia, empatía y mucho amor. Estás criando a una persona independiente y segura de sí misma. Y eso, aunque a veces sea agotador, es un trabajo increíble.
Q: ¿Qué es la crisis de los 2 años según el artículo?
A: Es una fase normal del desarrollo en la que choca el deseo de independencia del niño con sus capacidades todavía limitadas para comunicarse y gestionar sus emociones, lo que provoca frustración y rabietas.
Q: ¿Por qué un niño de dos años tiene tantas rabietas?
A: Ocurre debido al desarrollo cerebral. La parte que controla los impulsos y las emociones (corteza prefrontal) aún es inmadura, por lo que el niño se siente desbordado por sentimientos como la ira o la frustración y no tiene las herramientas para gestionarlos.
Q: ¿Cuáles son las señales que indican que un niño está en la crisis de los 2 años?
A: Las señales más comunes son el uso constante de la palabra ‘no’, la aparición de rabietas intensas, cambios de humor constantes y la tendencia a poner a prueba los límites.
Q: ¿Qué estrategia se recomienda para gestionar el enfado de un niño durante esta etapa?
A: La estrategia principal es validar sus emociones pero no el comportamiento. Consiste en ponerle nombre a lo que siente (‘entiendo que estés enfadado’) para que se sienta comprendido, y después establecer el límite (‘pero no podemos tirar juguetes’).
Q: ¿Por qué es útil ofrecer opciones limitadas a un niño de dos años?
A: Porque a esa edad les encanta sentir que tienen el control. Ofrecer dos alternativas aceptables (ej: zapatillas rojas o azules) les da poder de elección y hace mucho más probable que colaboren en lugar de negarse.