Gritos, amenazas, castigos en el rincón de pensar… y al final del día, la sensación de agotamiento y de que nada funciona realmente. ¿Te suena esta situación? Si estás buscando una forma diferente de educar, una que construya puentes en lugar de muros, has llegado al lugar correcto. Hoy vamos a hablar de disciplina positiva.
Este enfoque no es una moda pasajera, es una filosofía de vida que cambia por completo la forma en que nos relacionamos con nuestros hijos. Se basa en una idea muy simple pero poderosa: educar con firmeza y amabilidad al mismo tiempo.
¿Qué es exactamente la Disciplina Positiva?
La disciplina positiva es un modelo educativo que busca enseñar a los niños y adolescentes habilidades sociales y de vida de una manera respetuosa y alentadora. Olvídate de los castigos, los premios y los sobornos. El objetivo es que los niños entiendan las consecuencias de sus actos y aprendan a ser responsables, empáticos y resolutivos.
No se trata de ser permisivo ni de dejar que los niños hagan lo que quieran. Al contrario, se trata de establecer límites claros desde el cariño y el respeto mutuo. La clave está en conectar con el niño antes de corregir su comportamiento. Entender qué necesidad o emoción hay detrás de esa rabieta o ese «no» rotundo.
Por qué los castigos no funcionan a largo plazo
Puede que un castigo detenga una mala conducta en el momento, pero ¿qué enseña realmente? A la larga, los castigos generan lo que se conoce como las «4 R’s del castigo»:
- Resentimiento: «Esto no es justo, no puedo confiar en los adultos».
- Revancha: «Ahora me la pagan, pero la próxima vez no me pillarán».
- Rebeldía: «Haré lo contrario para demostrar que yo tengo el control».
- Retraimiento: «Soy una mala persona» o «La próxima vez mentiré para evitar el castigo».
Los castigos se centran en el mal comportamiento pasado, pero no ofrecen herramientas para hacerlo mejor en el futuro. Organizaciones de referencia mundial como UNICEF abogan por modelos de crianza que eviten cualquier tipo de castigo físico o humillante, ya que se ha demostrado que no solo son ineficaces, sino que pueden ser perjudiciales para el desarrollo infantil. Puedes leer más sobre su postura en su guía sobre crianza positiva.
Disciplina Positiva Marisa Moya: un enfoque práctico
En España, una de las mayores referentes en este campo es Marisa Moya. Su trabajo ha ayudado a miles de familias a entender y aplicar este modelo. La disciplina positiva de Marisa Moya se centra en herramientas prácticas que los padres pueden usar en el día a día para transformar los conflictos en oportunidades de aprendizaje.
El enfoque de la disciplina positiva Marisa Moya nos recuerda que el objetivo principal es que nuestros hijos se sientan vistos, escuchados y tenidos en cuenta. Solo desde esa conexión segura podemos guiar su comportamiento de forma efectiva.
Herramientas prácticas que puedes empezar a usar hoy
Cambiar el chip no es fácil, pero puedes empezar con pequeños pasos. Aquí tienes algunas herramientas de disciplina positiva que puedes aplicar desde ya:
- Valida sus emociones: Antes de saltar a la solución, reconoce lo que siente. «Veo que estás muy enfadado porque se ha acabado el tiempo de jugar». Esto no significa que le dejes seguir jugando, sino que entiendes su frustración.
- Enfócate en soluciones, no en culpas: En lugar de «¿Quién ha tirado el vaso de leche?», prueba con un «¿Uy, se ha derramado la leche! ¿Qué podemos hacer para limpiarlo juntos?». Involucra al niño en la búsqueda de una solución.
- Utiliza el «tiempo fuera positivo»: No es un castigo. Es un espacio de calma al que tanto el adulto como el niño pueden acudir para tranquilizarse cuando las emociones se desbordan. Puede ser un rincón con cojines, libros o música suave.
- Haz preguntas de curiosidad: En vez de dar un sermón, pregunta. «¿Qué ha pasado? ¿Y cómo te has sentido? ¿Qué idea se te ocurre para que esto no vuelva a pasar?». Esto fomenta la reflexión y la autonomía.
Construyendo una conexión que dura toda la vida
Adoptar la disciplina positiva es una carrera de fondo, no un sprint. Habrá días buenos y días en los que volverás a los viejos patrones. Y no pasa nada. Lo importante es ser consciente y volver a intentarlo.
Al final, educar sin castigos no solo mejora el comportamiento de tus hijos, sino que fortalece vuestro vínculo de una forma increíble. Estarás criando a personas que saben gestionar sus emociones, que son respetuosas consigo mismas y con los demás, y que confían en ti no por miedo, sino por amor. Y eso, sin duda, es el mayor regalo que podemos hacerles.
Q: ¿Cuál es el principio fundamental de la disciplina positiva?
A: Se basa en educar con firmeza y amabilidad al mismo tiempo, buscando enseñar a los niños habilidades sociales y de vida de una manera respetuosa y alentadora, sin usar castigos, premios ni sobornos.
Q: ¿Por qué se considera que los castigos no son efectivos a largo plazo?
A: Porque generan resentimiento, revancha, rebeldía y retraimiento (las ‘4 R’s del castigo’) y se enfocan en el mal comportamiento pasado en lugar de ofrecer herramientas para mejorar en el futuro.
Q: ¿Aplicar la disciplina positiva significa ser permisivo o dejar que los niños hagan lo que quieran?
A: No, al contrario. La disciplina positiva consiste en establecer límites claros desde el cariño y el respeto mutuo, no en la permisividad. La clave es conectar con el niño antes de corregir su comportamiento.
Q: Menciona una herramienta práctica de la disciplina positiva para gestionar un conflicto.
A: Enfocarse en soluciones en lugar de culpas. Por ejemplo, si se derrama un vaso de leche, en vez de buscar un culpable, se propone involucrar al niño en la solución preguntando: ‘¿Qué podemos hacer para limpiarlo juntos?’.
Q: ¿Cuál es el objetivo final de educar con disciplina positiva más allá de corregir un comportamiento?
A: El objetivo es fortalecer el vínculo entre padres e hijos, criando personas que sepan gestionar sus emociones, sean respetuosas y confíen en sus padres por amor y no por miedo, construyendo una conexión para toda la vida.
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